No nos importa que exista, siempre y cuando se mantenga dentro de los límites de nuestro marco de referencia del equilibrio. Básicamente, si sobrepasa los umbrales establecidos para juzgar si el rendimiento es excesivamente bueno en la escena profesional (determinados por unos porcentajes de selección y bloqueo extremadamente altos), entonces deberíamos debilitarlo de alguna forma. Lo mismo pasaría si sobrepasara los umbrales de otros públicos aunque, en este caso, no parece probable.

Aunque no nos parece que este dúo sea la cumbre de la experiencia de juego de LoL, preferimos acabar con estrategias poco convencionales una vez demuestran ser demasiado poderosas, y no solo por ser poco convencionales. Probablemente, parte de la resistencia al cambio de la escena profesional actual se deba a haber hecho esto último en el pasado.

El primer paso a la hora de hacer frente a este desafío es saber qué tipo de ordenadores usan los jugadores de cada región. Con esa información, nuestros equipos de testeo ejecutan el juego en configuraciones de hardware representativas en laboratorios de testeo especializados. Por ejemplo, aunque quizás no hagamos pruebas con vuestra configuración de hardware específica, es muy probable que probemos tarjetas de vuestra serie del mismo fabricante. Aunque es imposible testear todas las configuraciones posibles en cada versión, nos esforzamos por probar el juego en las más populares.

Los laboratorios de testeo tienen la capacidad de cambiar las configuraciones muy rápidamente. Por tanto, si nos informáis de que hay un problema relacionado con algún componente de hardware en concreto, aunque no podamos investigarlo en el mismo modelo de la misma marca, sí podremos hacerlo en otro muy similar. También tenemos una selección de ordenadores más antiguos diseñados para cumplir con los requisitos mínimos de LoL: de esta forma, nos aseguramos de que las nuevas versiones sean estables para el mayor número de jugadores posible.

Riot Cactopus se acerca a la cima de la más alta montaña de todo Targon. Resoplando y sin aliento, hace un último esfuerzo y sube el último escalón. Frente a él se alza una sencilla plataforma, adornada con inscripciones rúnicas de un idioma desconocido. Perplejo, se arrodilla frente a ella. De pronto, escucha un suave murmullo, como un viento frío que lo rodea y le susurra: “Pon tu cartera sobre la plataforma para ser testigo de la verdadera grandeza”. No entiende de dónde procede la voz, pero se le hace imposible resistirse. Deposita su cartera sobre la fría piedra y las runas se encienden con un flujo de energía mágica. Su incandescencia va aumentando hasta que, de pronto, una luz brillante aparece sobre la plataforma y un pequeño huevo desciende sobre ella. Lo coge y lo estudia. Está caliente… muy caliente. Se lo pasa de una mano a otra varias veces, preguntándose cuál será su propósito.

Y, de pronto, escucha un pequeño crujido que va aumentando de volumen a medida que la cáscara del huevo se parte en dos. Aterrorizado, lo deja caer. Al romperse contra el suelo, ¡explota en un poderoso estallido de luz! Cegado, cae de espaldas. Abre los ojos lentamente, parpadeando, intentando recuperar la visión… y, frente a él, descubre a la criatura más tierna, adorable y mágica que jamás ha visto. Su vida nunca volverá a ser igual.

Nadie sabe los detalles del proceso mágico que determina si las minileyendas ponen o no huevos, pero una cosa sí es segura: son unos amigos estupendos.