¡SÍ! Hemos estado trabajando mucho en el código del registro de daño como parte de la actualización del registro de muertes que llegará en la próxima versión. Una de nuestras prioridades principales de esta actualización es que la información sea 100 % fiable.

El objetivo es que los jugadores encuentren respuesta a sus preguntas más constantes lo más rápido posible.

“¿Qué tipo de daño me ha matado?”

“¿Qué campeones son los más peligrosos?”

“¿Con qué hechizo he de tener especial cuidado?”

La historia de Runaterra puede dividirse en distintas eras. En términos generales, la actual podría definirse como “todo lo posterior a las Guerras Rúnicas”, un periodo que abarca casi mil años. Solo hay unos pocos campeones que han vivido durante tanto tiempo, y naciones como la de Noxus, Demacia o Aguas Estancadas no existían como tal antes de dicho periodo.

Otro pregunta podría ser: “¿Siempre han estado en activo todos los campeones?” La respuesta es que, sin duda, no. Sabemos la edad de algunos campeones y también que algunos acaban de despertarse de largos periodos de letargo.

No obstante, la verdadera pregunta es: ¿Si los campeones mortales han nacido, acabarán muriendo?

Y eso todavía está por ver.

—¿Holaaaaaaaa? ¡Ayuda! ¿Dónde estoy? Hace frío. No conocía el frío.

—¿Qué son esos ruidos? ¡Hay demasiados! Chasquidos y gorjeos. ¿Qué hay de aquel sonido húmedo e incesante que me estremecía el alma?

—¿Quién eres? Pensé que estaba solo.

—Yo también.

—Tengo los ojos llorosos. Estoy acostumbrado a la oscuridad, pero ahora hay innumerables formas y colores nuevos.

—No veo nada. Una fina capa viscosa me impide ver. 

—Quieto, yo te lo limpio a lengüetazos.

—¡Ay, qué cosquillas! ¡Ja, ja, ja! ¡Ay! Anda, así que ese eres tú. Eres muy… peludito. 

—Bueno, tú también. Se me hace raro que nos acabemos de conocer. Me da la sensación de conocerte de toda la vida.

—¿Todavía tienes frío?

—Mucho.

—Ven, acércate. Te envolveré para mantenerte calentito, y haré ese sonido húmedo e incesante que tanto te calma para que no te asustes.

—No… No puedo. No puedo levantar la zarpa, pesa demasiado.

—Qué raro. La mía parecía que se iba a levantar sola. Prueba otra vez.

—¡Ay, madre! Creo… Creo que estamos conectados. Creo… que tu zarpa es la mía. Creo que… somos uno. ¡Somos una especie de monstruo!

—¡Tienes razón! Qué raro… Sin embargo, quizás no estemos malditos. Quizás seamos afortunados, porque nunca caminaremos solos. Podremos enfrentarnos juntos a cualquier peligro, y susurrarnos palabras de aliento al oído cuando todo parezca perdido. Mientras otros están condenados a caminar solos, nosotros siempre, siempre, siempre nos tendremos el uno al otro. Así que ven, apoya tu cabeza junto a la mía y quizás así hoy soñemos con lo mismo. Yo contigo, y tú conmigo.

El tiempo de preparación es de unos 20-25 minutos, dependiendo de cuánto tarde el lóbrego bebé en quedarse dormido. Si no esperáis a que se duerma, la preparación sería mucho más larga, ya que luchar contra ellos puede requerir mucho tiempo. Preparad las brasas hasta que consigan ese brillo y humo. Decapitadlo con un movimiento ágil y echad las cabezas al fuego. Tiempo de cocción: 35 minutos. Sal y pimienta al gusto, ¡y al plato!

El lóbrego es la delicia culinaria más buscada de la jungla. Al fin y al cabo, dos cabezas es mejor que una.